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| Calle 1º de Mayo, esquina de Portales en San Bernardo |
Fue una hermosa juventud la nuestra. La veo a través del tiempo saturada de blancas ilusiones llena de promesas y fantasías que raramente se cumplían. La emoción y el despertar de cada día hacía que me asomara con optimismo a un sistema de vida repleto de ideales, de proyectos y de esperanzas. Mis padres, los hermanos y los amigos formaban un clan indestructible y nuestros sueños volaban montados en un vehículo blindado de audacia, coraje y decisión. Me he casado. Mis hermanos hicieron lo mismo. Murieron mis padres, algunos de mis hermanos y aquellos amigos poco a poco se esfumaron y rara vez me he encontrado con alguno de ellos, irrecononocibles. De mi pensarán lo mismo. Cada día me acerco más y más para descubrir lo inevitable, esa sutil línea que me separa del más allá Me parece que mi vida transcurrió muy de prisa y me parece que he dejado tantas cosas por hacer. Si parece que fuera hace tan poco tiempo que era un muchacho, pero nada de todas esas cosas logran arredrarme. Se que es así la vida y el tiempo transcurre para todos, por lo que todos esos encantos, recuerdos, y añoranzas que llegan cargados de nostalgia, no es motivo para rodearme de penas y dolor. A menudo pienso en esa juventud gloriosa y mi conciencia no logra separar el pasado del presente y casi no comprendo su desarrollo En cada recuerdo que acude a mi memoria van quedando reliquias que en la penumbra de mis sueños van tomando formas y con frecuencia vida. Las amistades que hice, los compañeros de estudios, los colegas y el afán de cada día bajo la tutela de mis pades junto a mis hermanos y todas aquellas aventuras con amores de estudiante en que todos éramos cómplices y la mayoría de las veces, motivo de burlas entre nosostros. Conversábamos y hacíamos sobremesa y de vez en cuando surgían ciertas disputas que hoy día recuerdo con simpatía. " mi hermano Nolo cierto día encaró a Nélson en relación con una niña con lo que se jactaba, situación que aprovechó para decirle , esa mujer ya fué mía" y como en el corrido mejicano, Nélson, respondió así " no tengo la culpa hermano, eso yo no lo sabía". Mi madre era muy sensible, por lo que todas esa pequeñas rencillas la atribulaban pués no podía tomar partido por ninguno de nosotros porque si así lo hubiera hecho habría ido contra todos sus principios, mientras mi padre no intervenía para nada en esos asuntos.
Teníamos alas y empezamos a separarnos, ya sea por el trabajo o por que nuestros intereses ya no eran los mismos. Aparecían nuevas amistades y mi madre se debilitaba con enfermedades que venía acumulándo desde hace tantos años y que tenían a mal traer, pero a pesar de todo eso era la la reina del hogar, noble y abnegada siempre rodeada de ternura, salvo en aquella oportunidad en que se me ocurrió contestarle de mal modo, me dejó caer un tablazo en la espalda que todavía me duele, y que por lo demás me lo merecía. Ella se encontraba lavando en esas antiguas artezas de madera protestándo por nuestra despreocupación con la ropa, y en medio de sus reclamos dijo " no se olviden que madre hay una sola" y yo como de costumbre, pero solo por hacer un chiste, le dije, menos mal. Creo que esas palabras no las olvidó nunca. Ni yo tampoco. Por muchos años y hasta ahora me siento arrepentido y desde aquí y se que está en la gloria, le pido perdón. Para mi ella sigue viviendo en mi corazón. Años después trabajaba en la estación de Rancagua y para lograr cierto beneficio horario le informé a mi Jefe que había estado conversando por teléfono con mamá y que debía ir a verla. Entonces el Jefe Don Adolfo Traub Honorato me respondió " señor Venegas, tengo entendido que su mamá está muerta."!! ah¡¡ respondí, entonces por eso se demoró tanto en contestarme¡¡¡..... continuará........
