Por Róbinson Venegas Aravena.-
Recuerdo con precisión esas calles de mi pueblo,
en esos días lluviosos, en esas noches serenas.
En los veranos ardientes, en la luna, en las estrellas,
en los amigos de entonces, en el amor sin fronteras,
en esos sitios queridos viviéndo la adolescencia.
Al recordar las hazañas las glorias del día a día,
de soberbia, de fiereza y de arrogante osadía,
con esa ilusión dichosa de una juventud gloriosa
que se fué por el camino, dejándo el alma dolida
de ese tiempo luminoso, tan guerrera y tan altiva.
Al recordar esas calles que troté con gallardía,
como relámpago brillan los recuerdos, los amigos
que a duras penas soporta el pensamiento dormido,
que se detuvo de pronto, para entrar en el olvido