Temprano, a las siete de la mañana tomaba el turno como Movilizador de trenes en la estación de Rancagua. El trabajo consistía en recibir y despachar trenes para el norte y el sur con puntualidad y precisión. Los recuerdos de ese tiempo, que son tantos, me producen nostalgia y algunas penas rondan mi corazón, pero al mismo tiempo me siento rodeado de magia y de fuertes sentimientos. Los colegas de entonces, tantos y tan variados son objeto de un lugar muy especial en mi memoria, sobresaliendo entre todos ellos, Oscar Covarrubias González, colega, compañero y por sobre todo amigo leal, cuya vigoroza figura unida a su carácter de niño alegre, travieso y burlón no he podido apartarla de mis añoranzas ferroviarias por lo que desde este modesto blog le brindo un emocionado recuerdo en donde quiera que esté, pués nunca más lo ví y nada supe de el. Creo que había venido desde la estación de San Vicente ubicada en el Ramal de Pelequén a Las Cabras, con estaciones como Codao, La Rosa, Las Cabras de donde tambien habían salido otros colegas: Guillermo Araya, el Chico Jímenes, Germán Videla G. y todos los hermanos Sánchez y popularmente conocidos como los Mazamorra, por su inentendible lenguaje.-
Los días pasaban y el tiempo se iba, pero no había gran apuro en nuestras vidas, plenas de salud y de juventud, llena de proyectos y de sueños que rara vez se cumplían, pero así éramos enteramente felices y curiosamente las pequeñas cosas las disfrutábamos de una manera muy especial. Nos reíamos de todo y muchas veces de nosotros mismos. A menudo nos juntábamos con Oscar en un negocio cercano a la estación conocido con el nombre de "las tetas de oro" que de oro no tenían nada, en donde apenas nos alcanzaba para una taza de café. Sosteniamos largas y entretenidas conversaciones con todo tipo de anécdotas y aventuras en su gran mayoría falsas, pero que a fuerza de tanto contarlas se trasformaban en verdaderas . Oscar, Coca para los amigos, hacía alarde de una gran cantidad de morisquetas que para nosotros resultaban muy graciosas pero no así para la dama que atendía el local que lo sorprendió en pleno show dirigido hacia ella. La dama lo miró sorprendida e indignada, pero Oscar prosiguió mirándola con descaro, moviéndo boca, bigotes, ojos pestañas y cejas provocándo incontenible hilaridad entre los presentes, lo que indignó a la mentada tetas de oro que nos miró con ira. Me atreví a pedir disculpas " señora, mi amigo tiene una rara enfermedad, siempres es así cuando bebe café" me atreví a decirle un tanto asustado lo que no era óbice para dejar de reír. Rapidamente escapamos ante su indignada mirada. Durante mucho tiempo recordamos el incidente y reíamos y aún hoy, después de tantos años me parece ver a Bigote Covarrubias desfigurándo su rostro, enteramente trasformado en graciosas morisquetas lo que me hace sonreir, ubicándome en el mismo lugar de los hechos. He regresado a Rancagua y ahí todo ha desaparecido. Hoy funciona un taller mecánico. ¿ Qué habrá sido de las Tetas de Oro? Creo que deben haber fallecido ya que nosostros que apenas teníamos un poco más de 20 años, ellas ya eran viejas. Saquen la cuenta.-
Los días pasaban y el tiempo se iba, pero no había gran apuro en nuestras vidas, plenas de salud y de juventud, llena de proyectos y de sueños que rara vez se cumplían, pero así éramos enteramente felices y curiosamente las pequeñas cosas las disfrutábamos de una manera muy especial. Nos reíamos de todo y muchas veces de nosotros mismos. A menudo nos juntábamos con Oscar en un negocio cercano a la estación conocido con el nombre de "las tetas de oro" que de oro no tenían nada, en donde apenas nos alcanzaba para una taza de café. Sosteniamos largas y entretenidas conversaciones con todo tipo de anécdotas y aventuras en su gran mayoría falsas, pero que a fuerza de tanto contarlas se trasformaban en verdaderas . Oscar, Coca para los amigos, hacía alarde de una gran cantidad de morisquetas que para nosotros resultaban muy graciosas pero no así para la dama que atendía el local que lo sorprendió en pleno show dirigido hacia ella. La dama lo miró sorprendida e indignada, pero Oscar prosiguió mirándola con descaro, moviéndo boca, bigotes, ojos pestañas y cejas provocándo incontenible hilaridad entre los presentes, lo que indignó a la mentada tetas de oro que nos miró con ira. Me atreví a pedir disculpas " señora, mi amigo tiene una rara enfermedad, siempres es así cuando bebe café" me atreví a decirle un tanto asustado lo que no era óbice para dejar de reír. Rapidamente escapamos ante su indignada mirada. Durante mucho tiempo recordamos el incidente y reíamos y aún hoy, después de tantos años me parece ver a Bigote Covarrubias desfigurándo su rostro, enteramente trasformado en graciosas morisquetas lo que me hace sonreir, ubicándome en el mismo lugar de los hechos. He regresado a Rancagua y ahí todo ha desaparecido. Hoy funciona un taller mecánico. ¿ Qué habrá sido de las Tetas de Oro? Creo que deben haber fallecido ya que nosostros que apenas teníamos un poco más de 20 años, ellas ya eran viejas. Saquen la cuenta.-