Esto, no es un cuento, tampoco es una ficción. En realidad no sé lo que es, solo diré que son hechos, situaciones y anécdotas que sucedieron hace tantos años, tantos, que la gran mayoría de aquellos que en esa época participaron y que fueron actores de una aventura que se escribía día a día, eran jóvenes y otros no tanto. Muchos de ellos serán abuelos y algunos estarán acabados. Seguramente me habré tropezado con más de alguien sin siquiera reconocernos. Además hé acompañado a varios al panteón en medio de familiares llorosos, apenados, entristecidos. Hé sabido de colegas que transitan en el ocaso de sus vidas cargando padecimientos, dolencias y sinsabores, consecuencia lógica y natural de los años, algo a lo que nadie puede escapar.En todo caso, los relatos en que menciono nombres de colegas y compañeros ferroviarios entre los años 55 y 90, no tienen otro propósito que es el de revivir instantes y soplos de mi existencia con reminiscencias y pensamientos envueltos en nostálgicos recuerdos.-
TODO PASA.-
En aquellas jornadas el tiempo era lento. No había prisa y el afán de cada día día era todo un sueño. Los años se fueron amontonándo y no nos dábamos cuenta de eso, bueno hasta ahora, en que he decidido revivir y revisar algo de ese pasado, con evocaciones profundas, añoranzas descarnadas, intensas, en que la felicidad rondaba el corazón y debía convivir con tristezas y penas que después de tanto tiempo corroen el alma y muerden haciéndo zozobrar el espíritu y el coraje. Sé que lo que a continuación leerán carecerá de interés para muchos. Sólo hé querido relatar aspectos y algunos hechos de mi vida para dar salida a inquietudes y así plasmar en éstas líneas, sentimientos, emociones e impreciones íntimas que llenaron una etapa importante de mi existencia, que presenció el acontecer de los años , desde que tuve conciencia.
ANGOSTURA DE PAINE.-
Abrí los ojos en la Angostura de Paine, lugar exacto en que se unen las dos cordilleras, entre el Cerro Chayay y el Cantillana. Ahí en la Estación ferroviaria de Angostura, que ya no existe y cuyo Jefe de Estación era Don Atilano Pérez Moreira
(Q:E:P:D), mi padre se desempeñaba como telegrafista La estación se encontraba ubicada al poniente de las vías dando la espalda al cerro Cantillana, una de las mayores alturas de la cordillera de la costa y casi siempre cubierta de nieve en los meses de invierno y hasta bien avanzada la primavera. Por el oriente el Chayay y entre ambos rumoroso serpentea el río Angostura. El último Jefe de Estación de Angostura fué Don Armando Elorrieta González (Q.E.P.D.). Hoy ahí no hay nada. Solo puede observarse las curvas y contracurvas de la vía ferroviaria que se entregan mansamente al tráfico de trenes que se deslizan serpenteándo en medio de un bucólico paisaje, a pocos metros de la carretera.
ENTRE LAS DOS CORDILLERAS
En Angostura nací. Ferroviario fué mi padre,
los trenes me arrullaron en los brazos de mi madre,
entre el río y la montaña, el viento sur resoplaba,
y con estruendo salvaje rayos y truenos sonaban.
En esa noches de invierno, en esas noches heladas
entre las dos cordilleras de cumbres tan elevadas,
mi madre me dió la vida en una fría mañana,
en ese apartado sitio de condición singular,
en donde el Cantillana se abraza con el Chayay.-