Autor Róbinson Venegas Aravena.-
Después de tanto tiempo ido ,
a Rancagua regresé emocionado
con el pensamiento de imágenes repleto
dispuesto e enfrentar aquel pasado,
saturado de escenas desvaídas,
borrosas, ambiguas, deslavadas
y el yerto frío que en mi había.
a duras penas revivir quería
después de tantos años apagado,
cubierto de penas, desolado.
Observé cada rincón y cada muro
por si encontraba ese pasado,
disperso, silente, abandonado,
que después de tanta gloria y tanta vida,
lánguida y triste la veía,
y como yo, estaba abatida.
Recorrí eso andenes venturosos,
para resucitar inmóviles fantasmas
que mi infinita pena perseguía
con los ojos de lágrimas cuajados.
Aquí estuve yo, y ahora estaba
muy solo y lastimado.
Ya nada era igual, todo cambiado.
Bella estación de mil recuerdos,
nostálgica, venturosa, mágica
sé que percibes mi dolor amargo,
pero has de saber hermosa mía,
que tu vida es mi vida
a pesar de los estragos.
Era inutil seguir pensando en ello,
mi espíritu seguía divagando.
Pero, no. El pasado está muerto.
Muerto y sepultado
,