UN GRAN JEFE ESTACION DE RANCAGUA.- ( Década de los sesenta.-)
No puedo dejar de mencionar a Don Aquiles Vargas Herrera. El fúé el primer Jefe de Estación que tuve a mi llegada a Rancagua, como telegrafista a cargo de la movilización de trenes. Don Aquiles era un hombre fornido de más de 1.90. Serio y circunspecto. Casi siempre permanecía en su oficina observándolo todo en medio de un mutismo que asustaba. Lo obsevaba desde mi oficina de Tráfico y de pronto lo veía desaparecer lo que me causaba gran alivio . Su familia era numerosa, cuatro hombres y cuatro mujeres, creo. Entré en sus vidas sin proponermelo. Gastón, Tato le llamaban familiarmente era un siete, a pesar de ser poco más que un niño me brindó una sincera amistad, amistad que recuerdo con cariño. Sus hermanas, todas muy bonitas permanecen y perduran en mis recuerdos rodeados de nostalgia y tambien con un poco de pena y sus nombres y figuras están ahí siempre presente: Liliana, Elha, Cecilia y sus hermano menor Teobaldo, como tambien el mayor, Aquiles. De todos, nunca he sabido nada. ¿ qué será de ellos? Nunca podrán saber cuantas veces los he recordado, y cada vez que regreso a Rancagua cada una de sus figuras está asociada a los años en que me desempeñé en esa estación querida, la que se encuentra tan cambiada, tan distinta y tan diferente a pesar de ser la misma. Sólo trenes ligeros (metro-tren) circulan por ella. Los trenes de carga y el constante moviviento le proporcionaban una atmósfera irresistible en medio silbatos, pitos y campanas con todos aquellos colegas que se cruzaban preocupados de su trabajo y el consiguiente relajo a la salida de sus turnos para darse una vuelta por el "Buen Amigo" ,el "San Javier" o el "Sandwuchito". Hoy son solo recuerdos, magia y nostalgia. De repente en la soledad de mis pensamientos me parece ver tal como entonces sus rostros, sus cuerpos y el sonido de sus voces .-
No puedo dejar de mencionar a Don Aquiles Vargas Herrera. El fúé el primer Jefe de Estación que tuve a mi llegada a Rancagua, como telegrafista a cargo de la movilización de trenes. Don Aquiles era un hombre fornido de más de 1.90. Serio y circunspecto. Casi siempre permanecía en su oficina observándolo todo en medio de un mutismo que asustaba. Lo obsevaba desde mi oficina de Tráfico y de pronto lo veía desaparecer lo que me causaba gran alivio . Su familia era numerosa, cuatro hombres y cuatro mujeres, creo. Entré en sus vidas sin proponermelo. Gastón, Tato le llamaban familiarmente era un siete, a pesar de ser poco más que un niño me brindó una sincera amistad, amistad que recuerdo con cariño. Sus hermanas, todas muy bonitas permanecen y perduran en mis recuerdos rodeados de nostalgia y tambien con un poco de pena y sus nombres y figuras están ahí siempre presente: Liliana, Elha, Cecilia y sus hermano menor Teobaldo, como tambien el mayor, Aquiles. De todos, nunca he sabido nada. ¿ qué será de ellos? Nunca podrán saber cuantas veces los he recordado, y cada vez que regreso a Rancagua cada una de sus figuras está asociada a los años en que me desempeñé en esa estación querida, la que se encuentra tan cambiada, tan distinta y tan diferente a pesar de ser la misma. Sólo trenes ligeros (metro-tren) circulan por ella. Los trenes de carga y el constante moviviento le proporcionaban una atmósfera irresistible en medio silbatos, pitos y campanas con todos aquellos colegas que se cruzaban preocupados de su trabajo y el consiguiente relajo a la salida de sus turnos para darse una vuelta por el "Buen Amigo" ,el "San Javier" o el "Sandwuchito". Hoy son solo recuerdos, magia y nostalgia. De repente en la soledad de mis pensamientos me parece ver tal como entonces sus rostros, sus cuerpos y el sonido de sus voces .-