EL TELÉGRAFO.
Para ingresar a ferrocarriles, la Empresa exigía los siguientes requisitos: Sexto año de Humanidades, ( Cuarto Medio actual). En esos años, la década de los sesenta cualquiera no tenía esa preparación y era un verdadero orgullo lucir ese título. Primero debía de inscribirse para postular a Ferrocarriles, en éste caso la Sección Transporte que era la que manejaba la cara visible de la Empresa ya que era la que tenía contacto con el público y encargada de la recaudación de las entradas a las arcas ferroviarias , Una vez inscrito se daba un exámen de capacitación, exámen que era tomado en el Instituto Ferroviario Carlos Arias Martínez que funcionaba en la Estación Central en un Edificio de dos pisos , ahí en la esquina de Exposición con la Alameda en donde ahora funciona un Mac-Donald, la farmacia Ahumada y una Zapatería. Los que lograban cumplir con las exigencias del exámen, eran seleccionados para fectuar un curso de capacitación que duraba un año. Este consistía en : Tarifas de carga y Equipaje. Tarifas de Intercambio ( F.C. Arica a La Paz). Fletes de Carga por carro completo o sobornal. Cálculos de Tesoro. Confección de planillas de pagos. Elaboración de cuadros estádísticos. Venta de Pasajes, curso de Boleterías, confección de planillas de contabilidad y un acabado estudio de fletes y avalúos a cualquier punto del país. Paralelamente se efectuaba un curso de Movilización con un acabado estudio de los Reglamentos de movilización de trenes. Había 4 reglamentos diferentes, según donde fuera el sector de su aplicación. (A,B,C,D.). Sistema telefónico, telegráfico,señalización eléctrica y sistema de Bastón. Para el Sistema telegráfico debía hacerse un curso de telégrafo que era optativo por lo que muy pocos accedían a él por su dificultad en el aprendizaje. Había que aprender a trasmitir morse y a recibir de oído ya que el telégrafo se utilizaba en la movilización de trenes de una estación a otra y cuya via libre o autorización para viajar era entregada a cada tren en un aro de mimbre a los trenes que no se detenían y que pasaban a gran velocidad. Al final del año se rendía un exámen final y sólo un 70 u 80% era aprobado y entonces a cada uno de ellos se les otorgaba un carnet de Aspirante Suplente para reemplazar a cualquier funcionario en cualquier servicio ya que después de una breve práctica de 15 días no había excusa para cometer errores que obviamente los había y esto aún sucedía en funcionarios antiguos. Habia reglamentos de sanciones y castigos. Recuerdo con emoción mis primeros pasos y aún conservo mi primer carnet de Aspirante Suplente, como asimismo a algunos colegas que hicieron esos gursos: Arnaldo Cáceres Blancheteaux, Bravo, Luis Cáriz Valenzuela, Arturo Pèrez Garín, Ramón García Urrea, Jorge Murillo, Sergio Núñez Henríquez, Hernán Gómez, Oscar Huerta Salas, René Caroca Arenas y que además fuimos los últimos telegrafistas que tuvo la Empresa de Ferrocarriles del Estado y estabábamos orgullosos de ello. .,..Continuará
