Cada nación, cada pueblo, cada ciudad ha elegido los suyos y vivirán en el recuerdo y en las pàginas de libros y enciclopedias en donde las generaciones futuras podrán aproximarse a ellos. Por eso es importante que aquellos que inscriben sus nombres en la historia con sus obras sean recordados en futuro. En la modestia de mis cavilaciones hoy hé querido recordar a Oscar Castro que me saturó de fantasía en la belleza de sus poemas y uno en especial "Casa de mi compadre Rosendo Montes", en donde hasta el viento baila de punta y taco--donde el día se pone faja de flores--y se le vé a la luna blanco el refajo-
Casa de mi compadre , donde la hembras, cantan que la esperanza nunca se pierde. Allí ríen los vinos, trina la espuela y hasta el sauce es un huaso de poncho verde.
Quinta de mi compadre, donde la higuera, tiende una estera fresca sobre los suelos, y su fronda se ensancha como una clueca, que empollara canciones y juramentos.
Yo he alojado en la casa de mi compadre, cuando el invierno llega topeando quinchas, y el trueno se derrumba desde los Andes, como un potro que rompe riendas y cinchas.
Y he besado una boca bajo ese techo, boca roja de vinos y de tonadas, sin saber en la sombra cual era el pecho, ni cual la carne tibia que se me daba.
Y he partido en el alba como un bandido, cuando clava el lucero su fría espuela, con el alma llagada por el cuchillo, implacable y desnudo de la verguenza.
Casa de mi compadre Rosendo Montes, no volveré a bajarme frente a tu vera, porque me acusarían dos ojos de hombre, y los ojos castaños de mi ahijada.-
Oscar Castro, el más chileno de nuestros poetas. Nació en Rancagua.-
