EN MEMORIA DE DON BALTAZAR CASTRO,.

Era la década de los sesenta. Ahí estaba como de costumbre en mi puesto de Jefe de Tráfico de Trenes en la Estación de Rancagua, hermoso lugar, bonita oficina con un trajín constante de personal ferroviario que vá y viene, conversa se entretiene y siempre preocupado del quehacer diario: carga, boleterías, equipaje en medio de pitos, sirenas y campanillas con pùblico anhelante y preocupado en espera de abordar un tren que aparece de pronto en la curva sur de la estación o en el codo norte ingresándo gloriosos y detenerse en andenes para repetirse una vez mas la magia, el desórden en medio de alegrías y penas con prolongadas despedidas encargos, saludos y recomendaciones, mientras en la comodidad de mi función lo observo todo como un intruso junto al personal ferroviario que tambien lo disfruta. Los altavoces anuncian las salidas y los trenes que se mueven lentamente en donde conductores y asistentes son los últimos en decir adiós para desaparecer en algunos segundos quedándo la estación relativamente en calma.

En la oficina frente a mi aparece un señor que saluda amablemente. Es agradable y de buen trato. Me gusta el entorno ferroviario, dijo. Esa atmósfera tan diferente y todo y ese aroma a trenes, viajes y paisajes, me fascina y me emociona por eso cada vez que puedo abordo un tren y de repente como hoy lo disfruto. Era grato conversar con el. De palabra fácil, sencillo y algo ingenuo. Lo observa todo y las preguntas quedaban casi todas sin contestar flotándo en el aire, mientras el telégrafo no dejaba de funcionar con anuncio y pasada de trenes que tan pronto llegaban como se iban. La vía al sur es la "derecha," al norte " Arica" La tercera línea aún bajo el andén poniente "La Paz". Los desvíos "la Unión" el "Medio" "Bodega", "Corrales" el "Agua" son los encargados de recibir trenes de carga, "La Paz " es ocupada normalmente con el "Coltauquino" tren proveniente justamente de Coltauco Ramal con estaciones Loreto y Doñihue y los paraderos Lo Miranda y Punta de Cortés. Pero ahí seguía mi buen amigo sin deseos de irse, Respetuoso y caballero, además comedido. Se ofrecía para atender algún teléfono Mi labor abrumadora. El telégrafo, la máquina de señales, una centralita de 16 telefonos que llamaban casi todos a la vez y dos teléfonos públicos para informaciones y más encima los altavoces para anuncio de trenes. En un instante el señor aquel que ya llevaba algún tiempo en mi oficina, dijo, ¿le atiendo el teléfono público?. Correcto respondí. En esas carpetas están todos los itinerarios y los valores de pasajes, camas y departamentos para los trenes nocturnos. El hombre resultó un experto. Al parecer le agradaba su trabajo y lo disfrutaba. En realidad me ayudaba bastante. Después de varias horas en las que tambien nos servimos café no tuvimos tiempo de nada. Sólo me dijo que se llamaba Baltazar. Nos hicimos casi colegas. Se despidió y al hacerlo cuando se alejaba le grité, ¿vás a venir mañana?, porque ya nos tuteábamos. No sé respondió, pero lo haré cuando pueda. chao, chao, chao....... Don Jorge Caroca que a la sazón era el ayudante del Jefe de Estación se acercó y me dijo ¿desde cuando son amigos ustedes? ¿con quién? pregunté. Con Don Balta, dijo Don Jorge. ¿ quién es Don Balta repliqué? pero, como no lo conoce. No tengo idea quien es. El, es Diputado por la provincia de OHiggins. Don Baltazar Castro. Hasta el día de hoy recuerdo éste hecho. Y pensar que me ayudó y compartimos amistosamente durante varias horas. Con el tiempo se convirtió en mi personaje inolvidable.- Continuará.......
Bueno, en realidad estas historias o anécdotas a muy pocas personas pueden importarles. A mi me dá lo mismo. Solo quiero demostrar que personas tan importantes y ocupadas como lo era el Senador o Diputado de esa época, se daba tiempo para demostrarse como un verdadero ser humano con todas sus virtudes y defectos, por otro lado en mi labor diaria ajena a la monotonía y siempre llena de actividad era común tener contactos con personas importantes o con simples ciudadanos pero que cada uno de ellos siempre enseñaban algo. Gentes que se desplazaban para el norte o el sur se daban tiempo para hacer un pequeño aro en estaciones ferroviarias en que el telón de fondo y el entorno inmerso en ruidos, detenciones, frenadas, pitos y el constante traqueteo de trenes en los patios haciéndo maniobras, tomando y dejando equipo,entrando y saliendo de desvíos para apartar carros y volver tantas veces atrás y adelante con cortadas volantes prohibidas por el reglamento por el peligro que presentaban, con conductores y maquinistas apresurados solicitando via libre para proseguir su destino, todo esto manejado y organizado desde oficinas de Patio y de Tráfico. Nada al azar, con guardias que lo consignaban todo en bitacoras celosamente guardadas. mientras los andenes bullían de público espectante, curioso y nervioso en espera de viajar o de recibir algún amigo o familiar. Así transcurrían los días y curiosamente ninguno era igual a otro.. Continuará.......