La vieja Avenida General Baquedano de Paine, calle de casitas centenarias chatas de viejo esqueleto, aparragadas de aspecto vulgar, pintadas y repintadas durante tantos años y amarradas unas a otras en donde no se distingue claramente donde empiezan o terminan en una hilera de nunca acabar construídas de adobe ladrillo y tejas, que corre de sur a norte o de norte a sur como a usted le parezca, paralela a la vía férrea con propietarios que las han venido heredándo de generación en generación que se niegan a evolucionar y que de antiguas viviendas habitacionales pasaron con el tiempo a trasformarse en prósperos negocios con actividades comerciales diversas que han elevado el status de algunos amontonándose como en una feria persa bazares, librerías, verdulerías, paqueterías y todo lo imaginable todo esto sin perder un ápice su estilo campesino, cansado y somnoliento.Pocos personas van quedándo de ese entonces deteriorados viejos y tristes como esas construcciones que requieren con urgencia una jubilación para dar paso a la modernidad. Por eso es doblemente grato comprobar que de a poco algo se hace y es deber felicitar a comerciantes que se esmeran día a día no solo para entregar una atención amena, personalizada y educada en donde siempre está presente el compromiso contraído con la comunidad sino tambien ir mas allá de todo sacrificio. Son varios aquellos comerciantes que han hecho de su actividad un motivo de vida. Hoy quiero destacar en la modestia de éste blog y en la humildad de mi persona a una empresa familiar que paulatinamente y después de algunos años logró destacar nítidamente en el sector comercial de Paine, me refiero a la Ferretería Okey ubicada en Baquedano esquina de General Prieto que atendió durante algunos años en esa esquina emblemática de la comuna frente al Supermercado Monserrat. Por algunos años Ferretería Okey trabajó en esa construcción centenaria que no ofrecía ni representaba lo que era en si, pero que la familia Pérez lo suplía con una estupenda atención y simpatía, por eso es que en estos días en que funcionarán en un moderno y amplio local casi en la misma esquina deseo destacar el interés y la espectación que este cambio significa y que la comunidad painina aplaude. A título personal deseo para los señores Pérez, mucho éxito.- Continuará...
LA VIUDA DE LA CALLE CAMPINO.- EN PAINE.-
Es normal que en pueblos pequeños, campesinos, alejados de los centros mas poblados, se tejan historias de muertos, de aparecidos, de penaduras que nutren la imaginación de los lugareños, gente nacida y criada en el campo cuyos relatos van pasando de generación en generación y otras perdiendose en el tiempo. Pero no era el caso de la viuda del callejón Campino. Una callecita de adoquines que nacía en Avenida General Baquedano enfrentándo la estación de trenes. que corría de poniente a oriente por algunos centenares de metros con muy pocas casas, la mayoría de ellas habitadas por parceleros humildes y sencillos sin maldad y creyentes en Dios, en el diablo y cualquier cosa del mas allá y tambien del más acá. La viuda de negro los tenía aterrados. Cada ciertos días podía vérsele en medio de la estrecha callejuela cuando la luz era escasa e incierta, ahí en medio de la callecita vecinal se erguía para mover sus brazos y su largo vestido negro a izquierda o derecha. En casi cuatro o cinco cuadras que era toda su extensión solo un par de postes había de alumbrado público con ampolletas famélicas que languidamente emitían una luz amarillenta . Era todo un drama para los escasos lugareños, pobres y simples que se las ingeniaban para evitar el encuentro con la viuda de negro que les provocaba tanto pavor y que se proyectaba amenazadora ahí en medio del callejón Campino, espantándo hasta a los curados que regresaban después de haber celebrado hasta altas horas de la noche en bares y restaurantes de Baquedano, la " Divisa" de la señora María Martínez, el popular "Ferroviario de doña Toto o en el Tajamar del callampa González. El tiempo pasó, llegó el pavimento, el alumbrado y el entorno se llenó de villas y condominios. La viuda desapareció, se acogió a jubilación, se cansó de espantar cristianos o sencillamente fueron puros cuentos, pero aún es posible oir entre los antiguos y que son muy pocos los que van quedando este curioso hecho sin explicación producto de la imaginación de algunos pero que juran y rejuran que fueron testigos de su aparición y nada ni nadie logra convencerlos de lo contrario.- .-
LA VIUDA DE LA CALLE CAMPINO.- EN PAINE.-
Es normal que en pueblos pequeños, campesinos, alejados de los centros mas poblados, se tejan historias de muertos, de aparecidos, de penaduras que nutren la imaginación de los lugareños, gente nacida y criada en el campo cuyos relatos van pasando de generación en generación y otras perdiendose en el tiempo. Pero no era el caso de la viuda del callejón Campino. Una callecita de adoquines que nacía en Avenida General Baquedano enfrentándo la estación de trenes. que corría de poniente a oriente por algunos centenares de metros con muy pocas casas, la mayoría de ellas habitadas por parceleros humildes y sencillos sin maldad y creyentes en Dios, en el diablo y cualquier cosa del mas allá y tambien del más acá. La viuda de negro los tenía aterrados. Cada ciertos días podía vérsele en medio de la estrecha callejuela cuando la luz era escasa e incierta, ahí en medio de la callecita vecinal se erguía para mover sus brazos y su largo vestido negro a izquierda o derecha. En casi cuatro o cinco cuadras que era toda su extensión solo un par de postes había de alumbrado público con ampolletas famélicas que languidamente emitían una luz amarillenta . Era todo un drama para los escasos lugareños, pobres y simples que se las ingeniaban para evitar el encuentro con la viuda de negro que les provocaba tanto pavor y que se proyectaba amenazadora ahí en medio del callejón Campino, espantándo hasta a los curados que regresaban después de haber celebrado hasta altas horas de la noche en bares y restaurantes de Baquedano, la " Divisa" de la señora María Martínez, el popular "Ferroviario de doña Toto o en el Tajamar del callampa González. El tiempo pasó, llegó el pavimento, el alumbrado y el entorno se llenó de villas y condominios. La viuda desapareció, se acogió a jubilación, se cansó de espantar cristianos o sencillamente fueron puros cuentos, pero aún es posible oir entre los antiguos y que son muy pocos los que van quedando este curioso hecho sin explicación producto de la imaginación de algunos pero que juran y rejuran que fueron testigos de su aparición y nada ni nadie logra convencerlos de lo contrario.- .-
