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sábado, 5 de diciembre de 2009

ESTACION FERROVIARIA "EL MARCO".-.




Realmente no sabía que hacía en ese lugar. Había sido designado para reemplazar por descanso del titular a un funcionario de apellido Silva. El turno era de noche para la movilización de dos trenes que procedían de Rancagua con destino a San Antonio. El tren Cobrero y el Petrolero. Miré a mi alrededor y sentí una sensación de abandono. Frente a la Oficina de Tráfico por el Poniente se alzaban enormes cerros que hacían mas lúgubre el entorno todo envuelto en soledad y un vacío que causaba pena en donde las sombras formaban siniestras figuras que cobraban vida con una leve ventisca que de pronto se levantaba trasformándo el oscuro paisaje en una miseria de estación. Esa era la Estación El Marco. En realidad era algo desolador. Tenía cerca de 20 años y en mi condición de Aspirante Suplente de Ferrocarriles debía obedecer cualquier designación. Bueno ya estaba aquí y todo era oscuro mientras el permanente canto de aves nocturnas que los lugareños designaban como " tué -tué provocaban en mi cierto desasosiego. La medianoche había pasado, mientras me recostaba en una incómoda silla. Creo que dormía, entonces sentí unos suaves golpes en la puerta de la Cabina. Observé primero con curiosidad y después con cierto temor pués por los vidrios de la puerta ví una persona que me miraba tratando de sonreir por lo que disipé mi primitivo susto. Lo hice pasar. El hombre era amistoso solo que hablaba muy poco, más bien dicho nada..
¿ Cómo te llamas, pregunté ? tratando de ser amable. Juan Gana, respondió con una voz lejana, apagada, humilde. Siempre tuve costumbre, aún la tengo, de anotar cualquier detalle casi como jugándo y lo hice en la tapa de cartón del libro de Movilización Form. T.12-, ahí anoté su nombre. El tipo se arrinconó en una esquina de la Cabina y así permaneció durante mucho tiempo. Mientras yo me distraía con los recuerdos de mi casa en San Bernardo junto a mis hermanos y amigos y aquellos compañeros que jugaban por el Torino un club de fútbol nacido ahí en la plaza Guarello, el Toti Gómez, Alejandro Artigas, el chileno Guerra, Hugo Fuentes, Rolando Carrera y tantos otros, De pronto atiné a mirar al hombre y ya no estaba. No lo sentí irse, tal como no lo sentí llegar. Pronto aclaró y mis temores desaparecieron ya los pájaros habían dejado de cantar. El sol lo disipò todo. Toda esa estación era de una inmensa soledad, de una gran pobreza y alejada por completo de cualquier lugar habitado. en realidad todo era una porquería . Entregué mi turno o cerré servicio cosa que no recuerdo bien para volver a mi comisión de servicio, cosa que hice durante cuatro noches, durante las cuales el hombrecito aquel se presentó puntualmente pasadas las cero horas para desaparecer en la madrugada sin que yo me diera cuenta. Terminé la comisión en El Marco, estación ubicada en el Ramal de Alameda a Cartagena muy cerca de Talagante. Pasó un tiempo y en el tren local Nº23 me encontré con el colega Silva. Conversamos de todo para contarle lo del tipo de la chaqueta a cuadros, ya que así vestía de nombre Juan Gana. Se rió y ante mi seriedad en El Marco me invitó a bajar. Se encaminó conmigo y me indicó un lugar cerca de la Cabina. Había una rústica cruz de madera una fecha y un nombre apenas visible"Juan Gana". Sabes me dijo, ¿ tu eres primera vez que vienes acá?, no conoces a nadie. Es muy raro lo que me relatas y me cuesta creerlo. Pero ahí está su nombre. El tren lo atropelló hace un montón de años. Se llamaba Juan Gana y casi toda su vida vivió allegado a la estación................. Subimos otra vez al tren y me fuí pensando y lo hago hasta ahora . Conviví cuatro noches con un difunto, en realidad no logro saber si lo soñé o alguien me tomó el pelo, pero curiosamente su presencia me ayudó a soportar el temor de esa estación alejada por completo de los centros habitados que me provocaba ese peladero, con el constante graznar de los los pájaros nocturnos. Pero lo que no me explico es como llegaba esa persona tan silenciosa y como se iba sin darme cuenta quedándo solo como mudo testigo su nombre escrito en la contratapa de cartón del Formulario de Movilización de Trenes. Después de tantos años al recordar el hecho hé llegado a creer que todo fué un sueño .-

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¿Qué podría decir?... Bueno.. ¿Qué es la vida?, una ilusión. ¿Qué es la vida?, un frenesí. Que el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.- Calderon de la Barca).... y siguió soñando.... Los recuerdos son el aroma del alma..-Mi vida se fue plasmándo entre estaciones y trenes. Aprendí telégrafo antes de ir al colegio. Mi padre fue Telegrafista en gran cantidad de estaciones que apenas recuerdo y Jefe de Estación. Yo y mi hermano Juan Arnoldo seguimos sus pasos. Estuvimos desde Alameda a Talca en la mayoría de las estaciones que en esa época eran el eje y motor del desarrollo del país. Fuí ferroviario y creo que aún lo soy.-

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