DE PICHILEMU A RANCAGUA.-
Desde temprano en la tarde se observaba bastante ajetreo en la estación de Rancagua. Se preparaba el recibimiento del nuevo jefe de estación que yo solo conocía de nombre: Héctor Verdugo Meza y que había hecho su carrera en el Ramal de Pichilemu. Llegó el momento en que el personal de empleados dió término a sus turnos y más o menos a las 23. hrs, en una gran mesa de mantel blanco llegaban uno a uno los jefes de diferentes servicios. Miguel Núñez Cuevas Jefe de Patio y Manuel Arellano Martínez.Guillermo Araya de Equipajes, Manuel Contreras de Carga. el infaltable Loco Sergio Anderson Dueñas, Inspector de Vías y Obras, los boleteros Chicho Ibarra Díaz, Carlos Román Ascuí, Juanito Muñóz, Genaro Pérez y siempre listo el Coca Covarrubias yo y otros de menos importancia que ni se si están en éste mundo.Huelga decir que ya mucho antes de los festejos la mayoría ya andaba bien chispeada. Terminó la comida en medio de bromas, tallas y chistes y como siempre el material fué el Loco Anderson, que por lo demás a él le importaba un pucho.........continua
EL DISCURSO DEL NUEVO JEFE
Habló de todo , de su trayectoria, que era masón y radical, dirigente de la "Orfera" (Organización Ferroviaria Radical)cuyo presidente era don Carlos Casarino, un conductor de trenes diligente y activo. A todo esto aparecieron los sentimentalismos, alzó la copa Don Héctor y tronó su voz para acallar a los que compartían cada uno para su santo sin darle ninguna importancia al discurso del nuevo jefe que poco se percataba de ello, pués los primeros sintomas de embriaguéz se notaban en todos, menos en Oscar Covarrubias y yo que no teníamos idea de beber,brindaron por todo,brindaron por el amor, por la amistad sincera, por el trabajo, por el trago por los amigos, pero faltaba el brindis del homenajeado, el nuevo jefe. Con gran parsimonia se puso de pié mirándo a cada uno de ellos a los ojos, " brindo dijo, por la mujer", bravo, bravo, dijeron todos, inspirado has estado. Los miró de hito en hito imponente y a la vez amenazante y prosiguió,brindo por la mujer repitió, más no por todas, brindo por una, por mi esposa, Mimí Del Canto, prima hermana de la mujer de mi amigo Pablo de Rocka. Todos guardaron silencio.El Loco Anderson preguntó y quien cresta es Pablo de Rocka, primera vez que lo oigo nombrar,¿algún cantante? el Chicho Ibarra, le dijo entonces, cállate huevón ignorante. Pablo de Rocka es el que escribió Neruda y Yo.Gracias por informarme, pero no sabía que tu eras amigo de Neruda. Hubo silencio entonces y el jefe siguió. Brindo repitió , por mi mujer,por Mimí que "me enseñó a ser hombre". Don Miguel Núñez Cuevas, el Jefe de Patio de Trenes que ya le había entrado agua al bote, lejanamente oyó al decir, " que me enseñó a ser hombre, y reuniéndo algo de lucidéz, murmuró, " bueno, jefe en esas huevás, yo no me meto". Diez minutos rieron todos a mandíbula batiente, mientras Núñez también celebraba para preguntar luego ¿de que se ríen?. continuará.............
MI HOGAR ERA UN GRAN BARCO.
Don Héctor Verdugo Meza, era en realidad un gran personaje. Nos traía de sorpresa en sorpresa y eso que apenas lo conocíamos.Esa noche fué una noche de emociones.Era muy jóven entonces y recién me asomaba a mi larga vida ferroviaria. Tuve la oportunidad de concer muchos pueblos, muchas estaciones, estaciones alegres,estaciones
tristes,bucólicas, casi abandonadas, lugares que se morían de pobreza, crecía la maleza y los árboles que se erguían en los andenes resecos y viejos, con gentes que de vez en cuando se reunían a ver pasar el tren. Bodegas de carga y equipajes que almacenaban mercadería con destinos insólitos marcados con tinta con su nombre y destino.Semillas, papas, porotos, muebles que llegaban y salían en trenes sobornaleros que recorrían de Puerto a Puerto, es decir de Barón ( Valparaíso) hasta Puerto Montt en viajes que duraban 15 días, tomándo y dejándo carga en todas las estaciones. El tren 301 y 302 que pertenecía al Departamento de Transporte era el encargado de éste trabajo y aún recuerdo a muchos conductores que ni se donde estarán: Heraldo Gonzáles,Cordero, Arellano etc,y ahí estaba yo como espectador y actor de un trabajo ferroviario distinto cada día y así me tocó conocer al personal ferroviario y entre ellos a Don Héctor. Esa noche de su bienvenida a Rancagua, se fué en la volada y las emociones y recuerdos pronto lo embargaron. era bastante emotivo en sus conversaciones y le gustaba ser oido, casi siempre se expresaba en forma poetica y era muy autoritario, gran admirador de los alemanes y su aspecto físico a pesar de sus apellidos era de una apariencia aria. " mi casa, dijo con voz tronante es un barco, donde yo soy el timonel,mi esposa la gran capitana y mi hijo el pequeño oficial de la guardia. Por eso cuando yo jubile me iré al Km 94, en donde hay harta madera para tallar y arcilla para moldear y repetía como en una cantinela, arcilla para grabar y madera para tallar,disimuladamente todos reían, ahí en ese hermoso y triste lugar del km 94, casi al llegar a Pichilemu.En ese sitio construiré mi hogar, frente al mar, frente a las olas y el viento que azota los arrecifes, con mi mujer la gran capitana, y los demás riendo a coro repetían "y el pequeño oficial de la guardia". Así será dijo el Jefe al que lo embargaba una emoción muy especial mientras todos lo disfrutaban, un poco por lo que oían y otra por el alcohol, o porque estaban ebrios y otros de puro estúpidos. Ahí frente al mar hace justamente 2 años en el Km 94 una tarde de verano, mi pequeño hijo, mi´regalón se lo tragó el océano y jamás devolvió su cuerpecito. El pequeño oficial volverá y yo sentado frente al mar esperaré su retorno y se´que será así, mientras furtivas lágrimas le corrían por sus mejillas de viejo carrilano. Entonces recién entendimos su drama, dejamos de festejar y entendimos su dolor. Siete años tenía entonces su pequeño y el drama y el dolor de un Jefe cerca de jubilar lo había perseguido siempre. Creo que en ese momento guardamos todos un silencio culpable y conmovedor.- Continuará....
